Los celíacos de Lanzarote se quejan de que la cesta de la compra les sale cuatro veces más cara

8/6/2011 Diario de Lanzarote(Islas Canarias)

Ser celíaco, además de exigir una disciplina alimentaria a prueba de tentaciones, sale bastante caro. Llenar el carrito de la compra le supone desembolsar hasta cuatro veces más por productos similares a los que utiliza un consumidor normal. Así lo denuncia Nuria Pacheco, vocal lanzaroteña de la asociación de celíacos de la provincia de Las Palmas, en la que están integrados los enfermos de la Isla.

El pasado viernes se celebró el día nacional del celíaco, ocasión perfecta para que Pacheco y una compañera, madre de celíaco, se plantaran al comienzo de la calle León y Castillo de Arrecife para dar a conocer las peculiaridades de una enfermedad que obliga a cambiar multitud de hábitos a quien la padece.

En síntesis, consiste en una intolerancia total al gluten, una proteína que se encuentra en varios cereales, como el trigo, la cebada o la avena. El consumo de gluten, en un enfermo, provoca una atrofia de las vellosidades del intestino, a través de las cuales se produce la absorción de los nutrientes de los alimentos.

A Nuria se la detectaron “a los 36 años, hace seis”, después de “toda una vida llena de problemas” y de luchar para que le dijeran “qué es lo que tenía”. Se llegó a cansar de no encontrar una explicación a sus constantes inflamaciones de estómago. Una incógnita que durante mucho tiempo trataron de achacar a unos simples “gases”.

Hay casos en los que la celiaquía también tiene como síntomas pérdida de apetito y de peso, diarrea crónica, vómitos, estreñimiento o anemia. Al diagnóstico se llega por una analítica –“que a veces es positiva, a veces negativa y a veces engañosa”- aunque la prueba definitiva consiste en una biopsia intestinal.

“La compra es muy cara”

Con el diagnóstico en la mano, toca hacerse a la idea de una dieta estricta sin gluten de por vida. “Los celiacos podemos comer todas las verduras, todas las frutas, carne y pescado, todo lo que sacas de la tierra o del mar mientras no esté tocado”.

No estar “tocado” significa no haber entrado en contacto con “condimentos” o “salsas”, que pueden estar “contaminados con harina”. “Mientras todo sea a la plancha, verduras guisadas y ensalada, perfecto”, pero “con las pizzas, bocadillos, pasta y pan, ahí ya tenemos problemas”.

Con el diagnóstico claro y comenzada la dieta aparece otra piedra en el camino: ajustar la economía a una alimentación sin gluten. “La cesta de la compra es muy cara” y buena parte de los productos tienen que comprarlos en herbolarios, aunque ya hay superficies comerciales que están sellando productos sin gluten.

Nuria pone un ejemplo sencillo: “Tenemos dos listas de la compra, una sin gluten y otra con gluten: pan de molde, pan rallado, harina, fideos y galletas. El total de esta compra para ti sale por 4,35 euros. Y para mí son 17,35” .

Más detalles

MEDIDAS. Hay países en los que las particularidades de estos enfermos son tenidas en cuenta. “En Italia, por ejemplo, todos los celíacos tienen unos bonos de compra” que les garantizan descuentos en los alimentos. “Allí casi todo se compra en farmacias”.

ENFERMOS. Según el colectivo que preside coordina Pacheco en la Isla, uno de cada cien ciudadanos es celíaco. “El nivel de población celiaca es bastante grande, pero la gente no lo sabe. Hay muchos que son enfermos pero no tienen síntoma alguno”.

LANZAROTE. En Lanzarote la asociación de celíacos tiene censados a unos 60 enfermos, “entre niños y adultos”. Su principal labor es dar a conocer la enfermedad. “Es hereditaria, a mí me viene por mi madre, que tuvo los mismos síntomas que yo”.